el tiempo corre; y ahora solo me importa el ♥

Cuando eres un niño, crees que lo peor que puede ocurrir es que tu mejor amigo no te deje su nuevo juguete; o que te abandone yéndose con otro de los que conforma vuestro círculo amistoso, grande, según ves tú. Pero creces, y ya no importan las barbies, las bicicletas ni las espadas de plástico. Creces sí, y ellos también, cambias para bien o para mal, al mismo compás que los que un día fueron parte de ti. Todo termina algún día, sin saber cómo ni cuando, pero termina. El tiempo corre, y las agujas incesantes del reloj con su tic tac aclaran que nada es como lo pintan. Un día creíste confiar en ellos, creíste que estarían siempre a tu lado, con su apoyo incondicional, y las alegrías las sabrían multiplicar, aumentando tu buenaventura. Pero nada, conoces gente nueva, y en tu búsqueda constante sigues intentando encontrar a la persona que sepa amoldarse a ti. Y la encuentras, con sólo mirarle sabes que siempre fue tuyo. Y que nada más importa estando a su lado que su plena felicidad. Deja de importante el qué dirán, el qué pensarán. Deja de importarte todo aquello que un día te importó. Dejas de importarte a ti misma, porque sólo piensas una única persona, que es ya tu vida. Cuando está lejos pierdes la noción del tiempo, y tu vida se hiela hasta no volver a clavar tus ojos en los suyos de nuevo. Entonces todo eso que una vez pensaste que no ocurriría, ocurre. La gente te falla, te abandona, hace que tropieces, que llores, que odies... Pero tienes lo más importante a tu lado. A él. Y aprendes por vez primera a querer, a querer de verdad.